Por Tomás Zapata
Australia es uno de esos países donde casi siempre apetece ponerse al
volante y conducir sin descanso, sin rumbo. Programar la función “perderse” de
nuestro GPS y atravesar el desierto o un bosque pluvial. Bordear costas y playas
de arena blanquísima y no dar palo al agua, bueno sí solo para conducir,
durante una buena temporada.
Aquí os presentamos algunas de nuestras rutas preferidas. Se trata de
una pequeña muestra, variada y llena de contrastes, tal y como nos gusta a
nosotros “conducir” nuestros viajes:
6.
Isla Canguro (Kangaroo Island):
Quizás la menos conocida, la carretera que atraviesa el Parque Nacional Flinders Chase, en la espectacular isla australiana de Kangaroo, estado de Australia Meridional, es una ruta preciosa, la más bonita y caprichosa de todas: ondulante, literalmente hablando, y envuelta de una magia muy especial. En el camino es muy normal encontrarse con koalas, canguros, ornitorrincos y toda esa fauna maravillosa que puebla la mayor reserva animal de Australia (a esta isla se la conoce con el sobrenombre de “Galápagos de Australia”). Aquí los animales campan a sus anchas y viven en plena libertad. Un espectáculo sin duda memorable. El nombre de esta carretera es Cape Du Couedic Road. Podéis encontrar las coordinadas en vuestro GPS y dejaros envolver por su naturaleza altamente “curativa”.

5. De Sídney a Melbourne por
la escénica costa este australiana
Otra gran desconocida para la mayoría de viajeros que visitan
Australia, el tramo costero que une las dos principales ciudades del país,
Sídney y Melbourne, es un recorrido lleno de sorpresas y contrastes. Aquí
sentiremos la sensación de flotar sobre algodones al pisar la arena de Hyams
Beach, la más blanca del mundo, según cuenta una leyenda urbana. Esta ruta, que
transcurre por varias carreteras australianas, entre ellas la Princes Highway, atraviesa espacios
naturales extraordinarios, como el Parque Nacional Croajingolong o el magnífico
Wilsons Promontory, una península formada en la parte más austral de la tierra
firme de Australia, refugio de wombats, canguros, walabíes, koalas y emúes.
Lagos, pueblos pesqueros con un encanto muy especial e incluso islas, son
algunos de los “obstáculos” que nos impedirán avanzar a buen ritmo por este
hermoso camino.
4. Gibb River Road: la ruta
de los Kimberley
Se trata de una de las mayores aventuras en coche que se puedan vivir
en Australia. La Gibb River Road, recorre a lo largo de 600 kilómetros
las entrañas de Kimberley, una de las nueve regiones que forman el inmenso
estado de Australia Occidental. Casi del tamaño de España, en esta región
habitan la mayoría de los pueblos aborígenes de Australia. Su diversidad
paisajística, natural y cultural es abrumadora. Se trata además de una de las
zonas más aisladas, salvajes y remotamente bellas de todo el planeta. De hecho,
la carretera transcurre en su mayor parte por terrenos sin asfaltar, en medio
de la nada, atravesando gargantas, cascadas, desfiladeros, parques naturales y
gigantescas y aisladas explotaciones ganaderas.
La ruta comienza en la pequeña localidad de Derby y finaliza en la
intersección entre Windham y Kununurra.
[ continúa ... ]
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