Por Tomás Zapata
Nadie lo diría, pero esta ciudad fue el centro financiero y de negocios
más importante de China durante la dinastía Qing. Sus viejas e imponentes
murallas protegían entonces las mayores fortunas del país. Hoy esas mismas
murallas siguen custodiando un gran tesoro, de valor incalculable y de una
riqueza casi prodigiosa: la ciudad antigua de Pingyao (平遥), declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en el año 1997.
Falta todavía mucho para que este prodigio
urbanístico se convierta en algo parecido a la Kioto china: recuperar por completo su castigado
patrimonio de palacios, templos y edificios civiles, y erradicar una de sus
grandes y endémicas enfermedades, la contaminación.
Sus vecinos ya libraron una cruenta y
heroica batalla en la década de los 80 con el fin de ahuyentar a los
especuladores inmobiliarios y preservar intacto su patrimonio histórico.
Gracias a esta proeza Pingyao se jacta hoy día de ser la ciudad amurallada
mejor conservada del norte de China.
Es una obviedad, pero había que decirlo: viajar hasta aquí es retroceder en el
tiempo. Pingyao es una recreación casi perfecta del romanticismo occidental
sobre cómo debería ser una ciudad china: una maraña de callejones y callejuelas
estrechas, flanqueadas por casitas bajas, con tejados apuntando directamente al
cielo.
Pasear y perderse en sus calles es un
placer del que nadie debería privarse durante un viaje a China.
Pingyao se encuentra a medio camino entre
Pekín y Xian. La mejor forma de viajar hasta aquí es en tren nocturno desde
Pekín, o bien en tren rápido hasta Taiyuan, la capital provincial (Shanxi), y
luego en coche o autobús hasta Pingyao.
Desde que fuera declarada Patrimonio
Mundial de la Humanidad, en Pingyao no han cesado de proliferar alojamientos con encanto,
muchos de ellos ubicados en antiguos palacios y casonas de arquitectura
tradicional.
Un momento mágico para viajar aquí, a
pesar del intenso frío, es durante la Fiesta de la Primavera (Año Nuevo Lunar
chino), que cae entre febrero y marzo, dependiendo del calendario lunar. La
ciudad se engalana como nunca y sus vecinos viven con auténtica devoción la
gran fiesta del universo chino.
China muy pronto en Sentir y Viajar.
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