Diminuta y ecológica, la isla de Heron, en plena barrera australiana,
es un mundo de biodiversidad: aquí es posible encontrar más del 70% de los
peces que nadan en las aguas de la Gran Barrera de Coral.
La isla está completamente alejada de los circuitos turísticos. No se
ve perturbada por el bullicio de los viajeros de un solo día, si acaso por los
huéspedes que se alojan en el único resort que existe en toda la isla. Un
resort ecológicamente sostenible, libre de televisores y teléfonos móviles. Un
lugar mágico para contemplar las estrellas, realizar paseos de naturaleza o
contemplar bellos atardeceres.
Y, por supuesto, un lugar perfecto, (quizás el mejor de todos ellos), para
descubrir la maravilla natural de
Australia, la Gran Barrera de Coral. La isla está rodeada de arrecifes y es una
meca para los submarinistas profesionales y los aficionados al buceo. Un
paraíso natural donde perderse en sus playas de arena blanquísima, nadar en sus
aguas color turquesa “aquamarina” y dejarse seducir por su belleza
espectacular.
Heron está situada a unos 90 kilómetros de las costas australianas,
frente a la localidad de Glastone, con vuelos diarios a las principales
ciudades australianas. El acceso hasta la isla se hace desde Gladstone, en barco, helicóptero o hidroavión.
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